Los recientes escándalos sobre compras de mascarillas, guantes o vacunas nos retrotraen a esa época en la que un solo telediario podía tratar una docena de chanchullos político-financieros con adjudicaciones irregulares. De esa época procede la Ley de Contratos del Sector Público (LCSP), una norma ambiciosa que ha cambiado para bien los negocios públicos en nuestro país. ¿O no? Si la actualidad no nos demuestra lo contrario, podemos concluir que la LCSP y sus controles funcionan aunque, eso sí, hay que repensar la contratación de emergencia.